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THE STAR OF THE MORNING’S ESSAY ON HIGHER POLITICS AND CHRISTIAN RELIGION |
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Capítulo Décimo
La Guerra y la Pena de Muerte. Respuesta al problema de la Paz
El Género Humano, en tanto
que Mundo, lleva en estado de Guerra Civil unos 5.000 años, aproximadamente.
Los ideólogos de la Guerra como instrumento legítimo de la Selección
Natural, arma a la que no debe renunciar la especie del Fuerte y
que consiste en el derecho a la aniquilación en masa, cuando proceda, selectivamente
siempre, del Débil, en razón, sea del Estado sea de la Supervivencia
del individuo o de la especie, y que la Ciencia del Siglo XX impuso
como Ley Universal: expuso a nuestro Mundo a las Guerras Mundiales
consecuentes.
No vamos a entrar en la locura
de semejante Ideología del Materialismo Científico, más que nada
siguiendo el proverbio que dice, más o menos, que hablar de tú a
tú con un loco es cosa de locos. Cierto, por doctrina divina es
inmoral calificar de loco al hermano, pero, el materialismo científico
no es, para nada, hermano del Evangelio, y por tanto al pan, pan
y al vino, vino.
Curiosamente tenemos en activo
esta Ideología en el actual conflicto bélico Georgia-Federación
Rusa, donde el Fuerte pasa a aplastar al Débil en función de su
Razón de Estado, y de la misma manera que la bestia no entiende
de ley ni de derecho sino que se mueve en función de su razón de
supervivencia, la Federación Pos-Soviética, siguiendo esta Ideología del hombre es una
bestia y el Poder le pertenece a la bestia más fuerte, o sea, a
Putin-Stalin II y su muñeco de paja en la Presidencia, desde esta
razón animal que no entiende la diferencia entre el crimen y la
ley, ni entre el Derecho Internacional y el Poder Nacional, la Federación
Imperial Rusa pasa a usar de su derecho, en tanto que “el Fuerte”,
a la aniquilación en masa de la oposición a sus intereses, razón
que viene avalada por la Ciencia del Siglo XX y legitima, si viniera
al caso, la elevación de la lucha por el imperio de su interés a
una nueva guerra mundial, si necesario.
Lo bueno de la Ideología
del Materialismo es que al reducir al hombre a una bestia hace que
el hombre-bestia quede determinado por su razón animal y su comportamiento,
derivándose del instinto de supervivencia, sea predecible en todas
sus facetas, a la manera que lo es el comportamiento, una vez descubiertos
sus instintos, de esta o aquella otra bestia. Putin es una bestia,
actúa como un bestia y su comportamiento criminal sólo coge por
sorpresa a las bestias sujetas al miedo al Gran Hermano Líder, cuyo
Poder para el Crimen es todo lo grande que sea el Estado por el
que se determine su fuerza.
La Historia Universal está
repleta de Putines. Y sólo a un idiota
le coge por sorpresa el comportamiento de uno más.
No es extraño que todo Partido
y organización pro-dictatorial la primera
de las ramas del Saber que elimine de la formación del Ser Humano
sea la Historia Universal. Si la Ciencia de los Animales nos enseña
a conocer las especies y su comportamiento, y su ignorancia es causa
de suicidio si puesto al lado del león hambriento un estúpido animal
humano, se comprende que al quedar lobotomizado el estudiante y serle imposible distinguir al
Putin Histórico en el Poder del momento el dicho animal político
pueda conducir al ganado “votante” hasta su propio matadero. Tenemos,
por ejemplo, en la actualidad campante el caso de Chávez; un dictador
que busca el status de Castro, su ídolo, llevando suavemente a su víctima
a su propio degüello.
La Guerra, por consiguiente,
es de dos clases: Civil e Internacional. La Guerra Civil es aquélla
en la que un Grupo Organizado, sea Partido o sociedad de intereses,
utiliza las condiciones existentes para alzarse con el Poder; que
se legitima, como dice la Carta Fundacional de los Estados Unidos,
cuando el Poder a derrocar tiene por ley el crimen. Pues el derecho
al ser que tiene el Hombre es siempre superior al derecho que tiene
el Poder de ser. Es en este derecho que se legitimó la Revolución
Comunista. Pero la Guerra Civil como instrumento de acceso al poder,
caso PSOE de los años 30, implica el cultivo de las condiciones pre-civil-belicistas a fin de usar la
Guerra como palanca de acceso al Poder. En este caso referido
el cálculo le salió mal al PSOE de los años 30 y la Guerra Civil
Española fue procedida de una Dictadura. La acusación de haber sido
la Guerra Civil premeditada por la Derecha es un bulo que se desmonta
entendiendo que quien tenía las riendas económicas y financieras
del Poder no tenía necesidad de derrocarse a sí misma; la existencia
de este bulo se funda en la idiotez que la Izquierda le asume como
de nacimiento a su propio Votante, y que se confirma en los hechos
observados en los últimos tiempos, la idiotez del votante socialista
español, digo.
Punto Primero
El fin, la meta, el objetivo
de una Civilización es su proyección a la Inmortalidad. Esto implica
que la Guerra es el enemigo número uno de esta proyección natural
a la existencia misma de la Civilización.
Nada, ni ciencia ni dios,
excusan el origen de una guerra. ¡La Guerra es siempre el efecto
de una locura! Y sea científico, sea político, el que la defienda,
el uno como el otro ambos son dos locos defendiendo su locura: que
la del primero venga legitimada por la Academia de los Nobeles y
su Organización Internacional de Universidades, y al segundo le
alimente su locura el Poder del Estado, ni la una ni el otro quitan
que ambos, -el científico materialista y el animal político- sean
dos locos cuya Razón es ley y esa ley es el crimen como consustancial
a la existencia animal del hombre-bestia, que siendo más bestia
que hombre hace lo propio cuando hace la Guerra, y la paz es
sólo un periodo de rearme tras una etapa de debilidad, caso Imperio
Soviético y su Etapa de Federación Rusa, cuyo periodo de letargo
para el refortalecimiento del instinto criminal del Zar-Líder se
ha dado por terminado con la Invasión de Georgia.
La Cuestión es cómo alcanzar
la Inmunización Absoluta e Invencible de la Civilización frente
a la Guerra Civil y la Guerra Internacional.
La Guerra presupone una parálisis
de las fuerzas intelectuales y tecnológicas de la Civilización respecto
a su proyección al Tiempo. La Guerra es el triunfo de las bestias
políticas y la animalización doméstica de una Sociedad-ganado. Ahora
bien, la Historia es la memoria de la lucha constante y sin cuartel
entre estas sociedades-ganados siguiendo a su líder-bestia por las
llanuras de los siglos contra las fuerzas de la Civilización.
Para inmunizar al Género
Humano contra la Guerra, en consecuencia, parece evidente que la
primera medida es la formación del Ser en el Hombre, comenzando
por extirpar de su cerebro el implante del materialismo científico
del XX, por el que el ser se ve a sí mismo como un animal, y, por
consiguiente, él mismo justifica el trato animal que recibe del
Poder en función de que ese es el trato que se merece todo animal
doméstico.
Pero el hombre como bestia
doméstica (votante-contribuyente, cuyo derecho es votar y cuyo deber
es pagar, y ahí limita su relación con el disfrute de los bienes
de la Civilización), ese animal doméstico es el oncogen,
el virus letal de la Paz en el cuerpo de la Civilización, que el
animal político cultiva a fin de mantener su status de bestia-líder.
La contradicción surge cuando
el cultivo se descontrola y conduce a la bestia a la Guillotina,
de cuyo descontrol está repleto de ejemplos el libro de la Historia.
Punto Segundo
“El día que de él comieres,
ciertamente morirás”. Tenemos por tanto que la Pena de Muerte es
reservada exclusivamente para todo hombre y sujeto que use la Guerra
como instrumento de Poder.
La Caída –por parte del Hombre-
no fue más que la instrumentalización de la Guerra como medio natural
de proyección de la Civilización a todo el Género Humano. Estando
los pueblos de aquella Primera Civilización disfrutando de distintos
estadios de Desarrollo Intelectual y Tecnológico, como se ve por
la Arqueología y la Historia de las Civilizaciones, prohibió Dios,
bajo Pena de Muerte, estableciendo esta Condena por la Eternidad,
cualquier intento de usar la Fuerza de la Tecnología al servicio
de la integración de dichos pueblos no mesopotámicos en el Curso
de la Civilización.
Observamos que la Pena de
Muerte fue levantada por Cristo respecto a toda acción humana, permaneciendo,
sin embargo, respecto a la Prohibición contra la Guerra, de
esta manera estableciendo Dios en Derecho la Legitimidad y Bondad
de la Sentencia contra aquella Primera Civilización, a la par que
funda la Paz en la Omnipotencia de quien tiene el Poder de hacer
que el Transgresor se encuentre con el precio de su Delito.
La Guerra es, en consecuencia,
un Delito contra la Humanidad y la Creación. Y todo aquel que la
declara, sin ser su fundamento la Defensa Propia o la Liberación
de su Prójimo, comete Delito contra la Humanidad y la Creación,
y la sentencia es Pena de Muerte.
Punto Tercero
La experiencia dice que el
origen de la Guerra se halla en la subordinación del Estado Mayor
al Poder, es decir, al Gobierno. La necesidad de inmunizar a la
Civilización contra la Guerra, conociendo la Causa del Mal, no puede
ser más directa: Separación de Estado Mayor y Gobierno.
Siendo la Defensa la función
histórica de los Ejércitos un Estado Mayor sólo puede moverse legítimamente,
sin cometer delito contra la Humanidad, y caer bajo Pena de Muerte,
fundando su Movimiento en una Razón, no de Estado sino, de Defensa
Nacional, que responde autónoma y directamente a cualquier agresión
extranjera, y no obedece ninguna orden de Gobierno alguno sujeto
a Interés Político.
Cualquier Movimiento contra
la Nación, cuya Vida protege, por parte de ese Estado Mayor es un
Delito contra la Humanidad, y su pena es de Muerte; utiliza la Guerra,
en su forma Civil, contra la Vida de la Nación, comete delito contra
la Paz, su delito es de Muerte.
Punto Cuarto
La fundación de un Estado
Mayor implica una misión de paz entre los límites de una administración
territorial. De manera que la existencia espontánea, posterior a
la fundación de dicha administración, entre cuyos límites se produce
el fenómeno nacionalista, si pacífica implica al administrador político,
y si violenta a los cuerpos de seguridad nacionales por en cuanto
la reivindicación separatista se reclama sobre la sangre a título
individual y comprendiéndose como “terrorismo” se habla de un acto
criminal con el agravante de locura homicida oculta bajo máscara
independista: Cárcel y Psiquiátrico.
El Estado Mayor no podría
intervenir en una lucha independista espontánea sin abrir una brecha
entre la Ley y el Delito; máxime cuando el propio crecimiento de
la Humanidad se mueve sobre una dinámica de transformación constante
de las sociedades. Ahora bien, si el levantamiento separatista se
produce bajo una declaración de guerra y el crimen responde a una
Mesa Organizada Militarmente, se habla de Guerra Civil, y aunque
focalizada, el Estado Mayor, cumpliendo con su Deber de defender
la Vida del Pueblo al que sirve, está legitimado para actuar conjuntamente
con los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y los declarantes
de la Mesa del Estado de Guerra contra la Nación quedan sujetos
a la Ley de la Guerra, y su Pena es de Muerte.
En cuanto a la Libertad,
y como queda reflejado en el Caso Checoslovaquia y el Ejemplo de
Canadá, el Referéndum del Pueblo con diferencias separatistas
es de Derecho y debe procederse tal cual, sin miedo a la partición
de fronteras ni pánico al efecto; la Libertad implica la elección
para convivir de acuerdo a las mismas leyes o separarse y proceder
a vivir con las que a cada cual le parezca, y allá que cada cual
se atenga a las consecuencias determinadas por sus decisiones. Lo
contrario es, como en un matrimonio mal avenido, dirigir la convivencia
hacia la tragedia, en este caso la dictadura de la minoría sobre
la mayoría.
Pues una de las cosas que
nos enseña la Historia y observamos incluso a pie de campo es que aunque la democracia es el estado más feliz de sociedad,
con todas sus imperfecciones en cuanto a la libertad de disfrute
de los bienes de la Civilización, hay pueblos que prefieren la dictadura,
y aun en esto hay que respetarlos mientras no quieran imponer su
ley a quienes ni locos viviríamos ni bajo una “dictablanda”.
Punto Quinto
Siendo la Pena de Muerte
un caso excepcional trascendente se entiende que el tribunal Penal
Internacional es el único organismo competente para su aplicación,
a la par que se comprende que cualquier otra materia no es de su
competencia, y únicamente debe entender de la Agresión contra la
Humanidad, a fin de no convertir un Tribunal de tal Trascendencia
en un corral de gallinas y proceder el poder político a su inutilización
mediante la estrategia de inundar de trabajo el juzgado, política
que los gobiernos corruptos hasta la médula utilizan creando leyes
paralizantes en las que en una u en otra es imposible que no caiga
el ciudadano un día sí y al siguiente también.
Ahora bien, si el Poder de
un Juicio Final Internacional no va acompañado de una Decisión implicativa para los Estados Miembros el Tribunal queda reducido
a una mera figura lava-conciencias, caso por ejemplo de la Sentencia
del Tribunal contra el Presidente de Sudán.
El Poder de este Juicio Final debe implicar a todos los Miembros
Nacionales, y someter a obediencia al Derecho Internacional al Estado
al que se le pide la entrega del Sujeto Convicto y proceder a la
expulsión -caso negativo- de todo su cuerpo diplomático de los Estados
Miembros; amén de la orden de detención instantánea del Convicto
donde y cuando se le encuentre fuera de sus fronteras.
En el caso de la Dictadura
Federal Rusa y el Delito contra la Humanidad cometido por el Gobierno
en el acto de la Invasión de la Democracia de Georgia, se ve que
la inexistencia de este Tribunal Supremo con Poder Internacional
Efectivo promueve este tipo de comportamiento feroz y salvaje de
un gobierno de bestias que no responde a ningún lenguaje humano
y sólo y únicamente al de las bestias más salvajes, que son aquéllas
que una vez que han probado la sangre, caso Chechenia, ya no pueden
dejar de seguir bebiendo sangre.
Punto Sexto
La naturaleza de una Justicia
Universal tiene por sustancia y esencia la inmunización de la Civilización
frente al Infierno de la Guerra, cuando el amor por la Paz ha sido
vencido en el sujeto o Estado y ha dado paso a la locura de la pasión
por la Guerra, mediante el temor a un Tribunal con Poder Supremo
sobre la Muerte contra los Hombres de Guerra- sean políticos, militares
o particulares.
La implicación en su Poder
por parte de los Gobiernos de los Estados Miembros inmuniza a estos
Estados frente a la Guerra Civil dado que hace de la Paz Universal
competencia de la Plenitud de las Naciones Miembros, y estando sujetos
todos los Estados a la Ley Internacional la Detención contra los
Golpistas es Directa y “legitima” la Intervención de los Gobiernos
Miembros contra el Gobierno Golpista, cuyos autores pasan automáticamente
a la competencia del Tribunal, único competente para determinar
la Pena de Muerte acorde a la sangre derramada.
Conclusión
El Ser Humano comienza con
la Palabra y obtiene su naturaleza de la Palabra. Y cualquier uso
de la Fuerza Animal da por muerto el Ser en el Individuo y
en la Nación –si fuese una nación en su conjunto la que la legitimase.
El empleo de la Fuerza es
la negación del ser humano, y en consecuencia procede la pérdida
de la raza humana en el individuo y la nación, si ésta la firmase,
y la Civilización, siendo el Hábitat Natural del Ser Humano, debe
proceder frente a semejantes bestias con forma humana a la manera
que se trata con las bestias asesinas que han probado la sangre
y se ha engendrado en ellas la pasión por la sangre.
La existencia y constitución
de la Civilización tiene su raíz y su savia racional en la Palabra
y es la Palabra el único instrumento válido para la solución de
los problemas, a todos los niveles, y no hay nivel fuera del Poder
de la Palabra, por el que todos los hombres estamos desnudos frente
a todos, como al Principio, y, por ponerlo un poco menos poético
que Dios, nos sentamos a la mesa como quien no tiene brazos para
coger un arma ni pies para hacerse zancadillas, y desde esta realidad
estamos sujetos, con todo el amor infinito a la Paz, a hablar hasta
que se nos quede la boca seca. ¡La Tierra está llena de agua! Bebamos
y volvamos a empezar.
POSDATILLA.
La misión de todo soldado
en situación de violación de fronteras internacionales es levantarse
en amas, detener a los mandos inmediatos, proceder al levantamiento
en todos los cuarteles nacionales, proseguir con la detención de
los mandos inmediatos en rebelión contra la Ley de la Paz, y continuar
hasta la detención de todo el Estado Mayor y el Consejo de Ministros
del que depende la Ley de la Guerra; si hay sangre, esa sangre sobre
sus cabezas, que procedan los tribunales, y haya Elecciones Generales.
Respuesta al problema de
la Naturaleza del Poder Político
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